miércoles, 3 de octubre de 2012

El trabajo de las mujeres que no trabajan







Hoy tengo la cabeza como una batidora. No me gusta escribir cuando estoy así porque es fácil equivocarse, hay que escribir reposado, pero la verdad es que llevo casi un mes en Madrid y se me ha olvidado lo que es eso.
He madrugado mandando un mail a mis hermanos, tratando de organizar algo, que por otro lado ya estaba bastante organizado, pero queriendo como siempre atar los últimos cabos.
Después tenía una reunión con amigas y de las diez convocadas solo siete me habían confirmado, y de esas confirmadas solo hemos estado cuatro, por cierto la mar de bien. 
Por la tarde un hijo mío ha decidido que se quedaba un rato más después del colegio "danzando" y hora y media más tarde llegaba a casa, sin haber avisado.
Hace pocos días me he enterado que mi hija mayor se casa este próximo verano, lo cual me tiene como loca, pero con una sensación de querer llamarle todo el día, para decirle que me he enterado, que estoy muy contenta pero que le echare de menos.
Y para más lío tengo a otra hija pintando desde Agosto para una pequeña exposición de cuadros, y los lienzos y pinceles nos comen la casa.
No se porque os cuento todo esto. Hoy me ha hecho gracia una amiga mía que me ha dicho que piensa escribir un libro que lo va a titular "El trabajo de las mujeres que no trabajan". Estoy convencida que si recoge sólo algunos de los testimonios de esas señoras será un best seller. 
Parece que no trabajamos, y desde el alba hasta la noche bien entrada nos van poniendo cosas sobre los hombros o en la cabeza y cualquier día estaaaaaalla.

1 comentario:

  1. cualquiera con dos dedos de frente sabe que lo que único que se mide es el amor que se pone en las cosas, cosa en la que eres una maestra, si a eso le llamamos trabajo o no, si se remunera de de una manera u otra eso es algo secundario

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